Tal vez hayas oído hablar de los ojos de Santa Lucía en referencia a una especie de misteriosa piedra mineralizada, que en realidad no es exactamente una piedra, y a la que se le atribuyen buenas propiedades, tanto la hora de cuidar la salud y el equilibrio interior, como si de lo que trata es de atraer la buena fortuna.
Son muchas las historias relacionadas con este considerado amuleto que, sorprendentemente, tiene un origen marino que resulta apasionante descubrir.
En muchos países se denomina a estas piedras ojos de Santa Lucía, relacionando sus supuestos poderes y beneficios con la santa y mártir que, según la tradición, llegó a arrancarse los ojos por no renunciar a su fe. En otros lugares del mundo, especialmente países asiáticos, hay piedras – amuletos similares, a los que se llama ojos de Shiva y también son consideradas una fuente de suerte y poder. Entre la leyenda y la ciencia ¿Qué son, en realidad, los ojos de Santa Lucía y qué virtudes esconden?
¿Qué es el ojo de Santa Lucía?
Un ojo de Santa Lucía es un opérculo mineralizado, que ha ido adquiriendo la dureza y el aspecto de una peculiar y enigmática piedra. El opérculo es la pequeña pieza, en forma de disco córneo o calcáreo, con la cuentan muchos moluscos univalvos en el extremo inferior de su concha o caracola.
Se denomina habitualmente ojos de Santa Lucía a esa ‘compuerta’ que poseen especies de gasterópodos de la familia Turbinidae, especialmente la Astraea rugosa, la Bolma rugosa y el Turbo marmoratum. El opérculo se retrae y se abre cuando el molusco se fija a los suelos rocosos y en cambio se despliega, tapando la entrada, para protegerle ante la presencia de depredadores.
Igual que encontramos caracolas en las playas (cada vez menos) también no es extraño encontrar estos ‘ojos’, ya desprendidos y transformados en piedra, que pueden llegar a pasar desapercibidos entre el resto de las piedras y de las algas de cualquier orilla.
Esta llamativa pieza de la propia caracola se conoce desde la antigüedad y, por sus llamativos colores nacarados, más blanco por una cara y más anaranjado por la otra, donde es frecuente que aparezca una sutil espiral, ha sido muy valorada como adorno, especialmente, en trabajos de joyería.
Las piedras más grandes tienen un tamaño de unos 25 – 30 centímetros y su grosor no suele ser mayor de 5cm. En realidad, la forma plana y ovalada recuerda más a una oreja que a un ojo, pero su brillo y sus vivos colores y hacen rememorar los destellos de unos bonitos ojos.
Se cuenta que se han llegado a encontrar ánforas romanas llenas de estos curiosos opérculos de gran belleza que han dado lugar a numerosas leyendas sobre su significado y sus propiedades.
Significado de los ojos de santa Lucía
No está muy claro por qué se llama ojos de Santa Lucía a estas piezas de conchas marinas mineralizada, pero varias leyendas las relaciona con la santa porque se dice que Santa Lucía se arrancó los ojos y los lanzó al mar como ofrenda a la Virgen María, ya que, su intercesión salvó a su madre de la muerte.
Otra versión apunta a que prescindió de sus ojos porque prefería lanzarlos al mar que renegar de su fe. En cualquier caso, la Biblia cuenta que Santa Lucía recuperó la visión milagrosamente y, de hecho, la santa es la patrona de los oftalmólogos y la protectora de las personas ciegas o con problemas de visión.
“Los ojos de Santa Lucía traen suerte, protegen frente al mal de ojo y aportan seguridad y autoconfianza a quienes los tienen cerca”
Por el mismo motivo, también se llama a estas piedras ojos de la Virgen y en otras culturas y religiones ojos de Shiva, sobre todo en India y en países asiáticos, en referencia al Dios Shiva y a su tercer ojo, que contrala el mundo y ve más allá de lo evidente.
Los ojos de Santa Lucía significan clarividencia, sabiduría, energía positiva y protección frente al mal de ojo.
Propiedades de los ojos de Santa Lucía
Además de ser un amuleto protector frente a las energías negativas son numerosas las buenas propiedades que se atribuyen a los ojos de santa Lucía, tanto a nivel físico como psíquico y emocional.
Este pequeño regalo del mar, que aún es posible encontrar en playas españolas del área mediterránea y Canarias, atrae la buena suerte y se dice que guardándola junto a algo de dinero (unas monedas) hará que la riqueza aumente. Llevada en forma de colgante, pulsera o anillo no solo ayuda a proteger de las malas vibraciones, sino que actúa atrayendo el amor y la felicidad.
A nivel mental se considera que la piedra aporta seguridad y confianza en uno mismo dando la fuerza y vitalidad necesarias para hacer frente a los problemas y peligros cotidianos a quien la tiene cerca. Los ojos cuidan, además, del propio equilibrio interior.
Las propiedades que se atribuyen a los ojos de Santa Lucía también hacen referencia al bienestar físico. En algunas zonas se los conoce como piedras de la jaqueca ya que se cree que, aplicada en puntos estratégicos como las sienes, ayudan a eliminar o mejorar cualquier dolor de cabeza. También se consideran un elemento protector especialmente importante para aquellas personas que padecen frecuentemente problemas de garganta.
Como no podía ser de otra manera, los ojos de Santa Lucía se encargan de dar protección a los órganos de la visión frente a las enfermedades más comunes que pueden afectarles. Su influencia positiva y protectora se extiende también a toda la zona de alrededor de los ojos, para que la salud y la buena visión siempre acompañen a su portador.